miércoles, 1 de octubre de 2008

cerebro


Al otro lado de la exactitud ya no queda nada.

Tan sólo hay niebla y escarcha.

Otro amanecer exacto.

Como el de ayer.

El de mañana.

El de hoy.

Así será.

Así es.

Sí.

No.

Nada.

No hay nada.

No al otro lado.

Ni siquiera en este lado.

Que pueda servir para la vida.

O para un leve instante que se eterniza.

Tal y como rueda una moneda redonda como el sol.

Al otro lado de la exactitud no hay nada que llevarse a la boca.